Cuídate y cuida a los tuyos.

 

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La Navidad es para ¡disfrutarla!

Y sin embargo es una temporada de mayor riesgo que todas las otras épocas del año. ¿Por qué? Porque se realizan actividades diferentes, cada una de ellas con sus propios peligros y nos volvemos menos cuidadosos. ¿Cómo evitar riesgos innecesarios?

 

Ojo a las caídas de altura:

La decoración navideña nos pone en ambiente pero si hay que colgarlas en el techo, puertas o cualquier sitio donde tengamos que subirnos sea en una escalera, un banco o peor aún en una mesa, hay que tener cuidados especiales, nunca hacerlo sólo y seguir los protocolos propios de la empresa para evitar un accidente.

Es importante también revisar que la escalera, silla o aquello donde nos vamos a subir esté en buen estado, sea sólido, quede bien asentado en el piso, sea lo suficientemente fuerte para soportar nuestro peso y no esté en un suelo resbaloso.

Ojo a la electricidad:

Las conexiones temporales pueden generar incendios, electrocuciones, quemaduras o un corto que dañe todos los equipos de la red eléctrica. Deja que alguien que sepa de electricidad ponga las instalaciones y si lo vas a hacer tú, asegúrate de que los cables estén en buen estado, así como la toma sobre la que vas a conectar.

Mira que no haya llaves, goteras, o cualquier fuente de agua que pueda generar un corto y que en el momento en que estés manipulando la red, el suelo esté seco y tengas zapatos de caucho o material no conductor.

Apaga o pide que apaguen los interruptores de la caja de luz para que la red no tenga corriente mientras tú la manipulas. Usa además guantes y todos los implementos de seguridad necesarios para manipular electricidad.

Conducción a la defensiva:

En esta época del año no es solamente necesario que manejes bien, sino, además que manejes a la defensiva para que te cuides y cuides a quienes van contigo en el carro. Si estás trasnochado, muy cansado o con guayabo, deja el carro en casa y busca otro medio de movilizarte. Ten especial cuidado con los peatones, ya que están menos alerta y hay muchos niños en vacaciones y por lo tanto en la calle.

Deja el afán. Este te quita la capacidad de estar alerta y responder adecuadamente, aumenta el peligro para ti y te vuelve un peligro en la calle. Y nunca, nunca conduzcas si has bebido. Seguro que piensas que puedes conducir bien, pero recuerda que todos los conductores que se han accidentado o atropellaron a alguien pensaron exactamente lo mismo.

Mejor colorado un ratito que pálido toda la vida:

El guayabo no sólo te hace sentir mal sino que hace que estés menos alerta, más cansado, que tus reflejos estén más lentos y hasta que veas y oigas en forma diferente a la habitual. Esto te puede poner en riesgos con consecuencias para toda la vida. Un momento de descuido te puede costar una mano o brazo, la vista o te puede generar cualquier otro daño o se lo puedes causar a otro. ¿Para qué arriesgarte? Habla con tu jefe, ve a casa y regresa al otro día en un estado apto para trabajar.

Ojo a la comida:

Diciembre es la época en la que mayor cantidad de intoxicaciones alimentarias se dan, por todas las fiestas que hay en todos lados: en el barrio, en la empresa, los hinchas del equipo de fútbol, etc. Para estos eventos generalmente la comida se hace con anticipación y se tiene que guardar hasta el momento de servirla. El calor, malas condiciones de higiene o de almacenaje pueden hacer que los alimentos se dañen, se vinagren o se contaminen con alguna bacteria.

¿Cómo evitarlo? Asegúrate de que se ve bien, huele bien y sabe bien. Pruébala antes de echarle cualquier salsa e incluso sal. Mejor si te sirven en desechables y si esto no es posible, mira que platos, cubiertos y demás estén perfectamente limpios. Si después de comer sientes cualquier síntoma estomacal, busca ayuda médica.

Tú eres tu mejor protector. Si eres consciente de cómo te sientes, evitas conductas arriesgadas y estás alerta con los demás puedes cuidar tu seguridad y la de los demás para comenzar un año lleno de promesas y energías nuevas.