Ponle atención a la reacción de tu cuerpo.

 

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¿Un machucón? ¡Qué importa!

¿O se nos cae un martillo en el pie? No nos vamos a morir por eso... La verdad es que los accidentes por golpes hacen parte de los accidentes más frecuentes y aunque rara vez son causa de muerte sí pueden dejar lesiones graves o permanentes, sobre todo en las manos, las rodillas, los pies y las piernas.

 

 

¡Así que OJO! No se es más macho por aguantar el dolor, porque el dolor es un aviso que nos da el cuerpo de que algo puede no estar bien y hay que hacerle caso.
En el trabajo muchas veces se manipulan cargas u objetos pesados y estos pueden caérsenos encima o nosotros mismos nos podemos dar un golpe contra ellos.

30% de estos accidentes se dan por problemas en los lugares de trabajo pero el otro.

70% se da por comportamientos equivocados de las personas.

En ese primer 30 % la empresa tiene que trabajar para garantizar que hay espacios para almacenar bien las cosas, que si hay un derrame de aceite se limpie, si hay un escape de agua se arregle o si hay un suelo demasiado resbaloso, se cambie el revestimiento. También influye que haya buena iluminación para que no nos golpeemos contra algo o que haya ayudas mecánicas para las cargas muy pesadas.

El otro 70 % sí está en nuestras manos. Lo primero es utilizar los implementos de seguridad. Qué es peor: ¿que nos dé calor con los guantes? ¿O que nos hagamos una herida grave con una radial? Lo mismo pasa con el casco, las gafas, las botas reglamentarias, etc. No es por capricho que las debemos usar: es para evitar que nos ocurra algo, que después no va a tener solución. ¿Te has imaginado tu vida sin un pie, un ojo o con un dolor de por vida en la espalda? No te vas a morir, pero seguro que estás mejor sano y completo.

Siempre pensamos “¡Hasta ahora no me ha pasado nada!” Pero sólo se necesita que pase una vez para que nos cambie toda la vida.

Tirarle un martillo a un compañero en vez de dárselo en la mano, usar un taladro sin gafas, subirnos a una mesa a bajar algo de afán y sin los cuidados necesarios o subirnos a una tarima con las herramientas metidas en los bolsillos, todas ellas son actitudes comunes que parecen normales pero que !pueden ser peligrosas!

Si tú eres consciente de tu seguridad y ayudas a los que te rodean a darse cuenta de los riesgos que están corriendo sin necesidad, te estás protegiendo y al mismo tiempo estás protegiendo a tu familia y a tu comunidad.

Tus peores enemigos:
las frases “A mí no me va a pasar”, “Siempre lo he hecho así” o “A mí no me asusta nada”.