Una ruta más para llegar a cero accidentes.
 

 

 

 
 

Generar valor, tanto para el empleador como para los empleados, es la expresión clave que resume los planes de formación que se desarrollan actualmente en las denominadas compañías de clase mundial. ARL SURA lo invita a tener presente las siguientes fases en el modelo de capacitación de su empresa:
 

Primera etapa: el facilitador lidera el programa que se centra en la explicación básica del proceso que desarrollará el personal, cada uno de sus momentos, los riesgos y los modos de hacerlo para que no se materialicen daños, ni para el recurso humano, ni para la compañía. Esta primera fase termina cuando se tenga total seguridad de que el personal haya asimilado todos los conocimientos. Aplicar test es una buena estrategia.

Segunda etapa: corresponde a un proceso de interacción en el que es el trabajador quien habla y explica la forma de desarrollar el trabajo, mientras el facilitador observa cómo se desempeña. Hacerle preguntas claves como “¿qué pasaría si…?” llevará al empleado a que piense y exprese con tranquilidad cuáles serían las consecuencias de esas variaciones en el oficio o profesión.

Tercera etapa: el trabajador desarrolla su oficio solo, mientras que los niveles de intervención del facilitador son cada vez menores. Se verifican los aspectos críticos del trabajo para constatar que se estén ejecutando bajo su control.

Cuarta etapa: se libera al personal para que desarrolle su trabajo incorporando los procedimientos y los estándares definidos y establecidos.

 

Quinta etapa: corresponde al proceso de mejoramiento continuo donde el trabajador propone innovación con creatividad y el empleador mantiene un programa estructurado de capacitación, formación y entrenamiento. En ARL SURA estamos listos para acompañar su Sistema de Gestión del Conocimiento. Por ejemplo, dentro de la Estrategia de Formación para la Cultura del Cuidado existen capacitaciones diseñadas para mejorar los procesos de inducción, capacitación y entrenamiento. Están dirigidas a líderes, supervisores, mandos medios y facilitadores. La formación viene acompañada de herramientas teórico-prácticas que le ayudarán a hacer una revisión y mejoramiento de su programa.

La clave

El éxito de un proceso de inducción, capacitación y entrenamiento está en:

Concebirlo como un modelo de mejoramiento continuo.
Planificar.
Trabajar lo que se planificó.
Verificar que sí se esté haciendo lo que se planificó.
Evaluar los resultados que se estén dando.
Comprobar que los indicadores estén orientados a los planes que se establecieron.

Prácticas que se deben abandonar: hacer la inducción un tiempo después de que la persona se vinculó al trabajo. Debe hacerse al inicio.

Artículo desarrollado con el apoyo de Gabriel Eugenio Ramírez
Profesional de capacitación ARL SURA