Los sectores que marcaron los mayores porcentajes de esta accidentalidad son:
Empresas temporales: 23%
Construcción: 19%
Servicios generales: 16%
Comercio y financiero: 9%
Estos renglones económicos, precisamente, se caracterizan por: proveer el mayor número de personal nuevo, como son las temporales; contar con alta rotación, como es el sector de la construcción, que además, al agotarse el recurso calificado de una región, acude a personal flotante, como desplazados; tener poca formación en seguridad, como son los trabajadores de servicios generales; presentar alta informalidad, como lo es una parte del sector comercio.
Lesiones más frecuentes en personal nuevo Las características mencionadas anteriormente, sumadas a la rapidez de las vinculaciones y la falta de programas estructurados de inducción y formación técnica y en seguridad, han llevado a que el inicio de contratos laborales o las reincorporaciones, desafortunadamente, estén rodeados por accidentes como:
Golpes, choques, machucones, pisadas.
Caídas a nivel en desplazamientos en el lugar de trabajo.
Sobreesfuerzos, falsos movimientos.
Heridas en las manos.
Cuerpos extraños en los ojos.
Lesiones con las herramientas de trabajo.
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Otros factores que tienen influencia en estos resultados son la falta de procesos de selección adecuados, la poca costumbre del personal en la utilización del equipo de protección personal, el nerviosismo por el inicio del nuevo trabajo, la sobredemanda física o mental con el ánimo de ganarse el puesto y el desconocimiento del sitio de trabajo.
Ante este panorama, una buena reflexión para el país empresarial es siempre tener presente la famosa frase de Napoleón Bonaparte: “Vísteme despacio que voy deprisa”.
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