Lugares de trabajo, vivienda y estudio saludables.

 

 

Conservar el orden y aseo y estar atentos con las caídas, es el mensaje que te invitamos a compartir con tus familiares, amigos y compañeros de trabajo o estudio. De acuerdo con las estadísticas laborales, la gran mayoría de caídas que sufrimos dentro y fuera del trabajo están relacionadas con condiciones poco favorables de orden y aseo.

 

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Avanzar en tu programa personal de orden y aseo es parte fundamental del propósito dirigido a evitar las caídas en tu hogar, sitio de estudio, lugar de trabajo o área de recreación.

Seleccionar, clasificar, agrupar y descartar

Se trata de un paso fundamental que a veces nos cuesta mucho; mantener solo lo necesario. Proponte realizar un cronograma en el que utilizarás un día específico de cada mes para separar los objetos y actitudes de vida que te son necesarias, de aquellas sin las que perfectamente podrías vivir bien.

Un simple ejemplo para hacerlo:

Me sirve

Una planta pequeña en mi escritorio.

Equipos de protección en buen estado.

Rampas en el piso para facilitar el desplazamiento.

Cables fuera de las áreas de tránsito.

 

No lo necesito

Una matera en un sitio de tránsito frecuente.

Equipos de protección personal dañados.

Resaltos en el piso que causan incomodidad.

Cables con o sin protección sobre áreas de zona de tránsito.

Recuerda poner especial atención a aquellos espacios denominados como áreas comunes, allí suelen estar la mayoría de objetos que no prestan ningún servicio y que terminan literalmente por ocasionar múltiples caídas.

Una vez tengas la lista, pregúntate:

¿Se justifica mantenerlos ahí?

¿Se les puede dar otro uso?

 

¿Estarían mejor ubicados en otro lugar?

¿Le servirán a otra persona?

Organizar, identificar, almacenar y archivar

Una vez tengas seleccionados los objetos que quieres conservar, lo ideal es clasificarlos y concertar con tus familiares o compañeros de trabajo un orden lógico para archivarlos o repararlos. En este proceso ten criterios como:

Frecuencia de uso.

Riesgos para las personas y procesos que están cerca.

Escala de valores.

Velocidad de mejora.

 

Código de archivo y fácil ubicación.

Lugar de misma utilidad con menor riesgo.

Necesidades de reparación o rediseño.

Minimizar errores.

Limpiar y asear constantemente

Aparte de realizar el acto físico de limpiar, esta etapa nos reta a realizar un trabajo creativo de identificación de las fuentes de suciedad y contaminación, para tomar acciones de raíz en su eliminación o en un mecanismo de aseo automático, por ejemplo:

Diseñar un sistema aislante que evite salpicaduras de aceites en los pisos de cocinas y restaurantes.

Investigar qué modificaciones se les pueden realizar a los procesos que utilizan abundante agua, o implementar un sistema de rejillas en los pisos que eviten el contacto de los transeúntes con las corrientes de agua.

En este punto es vital asignar responsables en la limpieza de áreas individuales, comunes y difíciles.

Visualizar y estandarizar

Al llegar a este punto, la cultura del orden y aseo debe hacer parte de tu estilo de vida, mantener los logros alcanzados y superar las metas requiere acciones que impliquen visualización y estandarización, por ejemplo:

Unificar los criterios de señalización.

Estandarizar las medidas mínimas de distancia entre las áreas comunes y los puestos de producción.

Establecer comportamientos disciplinados con el orden y aseo

Convierte en hábito el empleo y utilización de los métodos establecidos y estandarizados para la limpieza de los sitios que hacen parte de tu día a día.

Recuerda que es muy importante que a la disciplina le sumes el aprecio y el entusiasmo por disfrutar de los beneficios del orden y aseo.

Destacado

Agua, cepillo y jabón para la mente

Recuerda que el orden y aseo también tiene que ver con tu forma de pensar. Te invitamos a sacar un tiempo para reflexionar sobre aquellas emociones y pensamientos que te quitan la tranquilidad, te dificultan las relaciones con familiares, compañeros y amigos o que te impiden avanzar en la vida.

Pregúntate:

¿Se justifica sentir y pensar de esa forma?

¿Puedo ajustar esos pensamientos en beneficio de mi salud mental y el de las personas que me rodean?

¿Mis motivaciones verdaderamente le aportan beneficios a mi vida?

¿Qué ganaría y qué perdería si incluyera otros valores en mi vida?

 

Artículo desarrollado con el apoyo de Dalia Sánchez,
Profesional ARL SURA