Integrar el cuidado como uno de los habilitadores de la Salud y Seguridad en el Trabajo, posibilita a las organizaciones la construcción de un entorno saludable para reducir y controlar los accidentes y las enfermedades laborales.

 

Tradicionalmente, se ha abordado la gestión de Seguridad y Salud en el Trabajo (SST) desde el mejoramiento de condiciones locativas y ambientales, aspectos fundamentales en la prevención de las enfermedades y los accidentes laborales, este enfoque entregaba resultados positivos, sin embargo, resulta insuficiente a lo complejidad de las situaciones que se presentan cotidianamente en la organización; donde influyen y confluyen una diversidad de elementos que requieren otras acciones adicionales.

Otra manera en la que hemos realizado la gestión de los riesgos se ha enfocado en la intervención en las personas y los comportamientos, en la mayor parte de los casos en los comportamientos inadecuados o actos inseguros. Esta óptica ofrecía nuevas perspectivas valiosas, pero seguía siendo insuficiente para entender todo el panorama de las enfermedades y los accidentes laborales.

Desde ARL SURA proponemos abordar al SST desde un modelo integral que reconoce la interacción entre los entornos organizacional, personal, familiar, social y en la comunidad; teniendo en cuenta que todos los componentes de estos entornos no son lineales, sino que están interconectados.

Es una relación sistémica y compleja (no complicada), en la que influyen todos los entornos de los trabajadores: interpersonal, familiar y empresarial. A su vez, estos tienen dinámicas comunes con la tecnología, las normas y los procedimientos de las organizaciones y una relación de doble vía con la comunidad y el territorio.

 

¿Por qué pensar en el cuidado como un habilitador de bienestar?

Establecer políticas y prácticas que cuiden a los empleados debe empezar con el compromiso y voluntad gerencial, a través de un liderazgo genuino y que con la definición de estrategias, metas e indicadores que vayan más allá del cumplimiento normativo y con herramientas orientadas a la construcción de un ambiente de bienestar.

Esto implica un pensamiento integral, donde se generen estrategias con la participación de varios actores, generando la optimización de redes internas y externas.

Una organización donde se gestionan acciones de manera integral y se incluyen a la persona ya sus interacciones como eje central, posibilitará un mejor entorno que impacte de manera positiva la calidad de vida, la satisfacción, el clima laboral, la salud y la seguridad.

Reconocemos que el cuidado no es la única manera de generar bienestar, sin embargo, una estructura organizacional que promueva un entorno saludable, permite que los empleados se sientan bien física y mentalmente, trabajen en condiciones adecuadas y difundan parte de este bienestar en el resto de sus ambientes con prácticas y estilos de vida saludables.

Además, es importante movilizar a las personas a ser más conscientes del cuidado de sí mismos, de sus compañeros y su entorno de trabajopara que las estrategias de promoción y prevención sean mucho más efectivas. Así, se cumplirá más fácilmente con los indicadores y se optimizarán recursos.

 

Una manera de ser y de actuar

Uno de los mayores inconvenientes en la difusión de las filosofías organizacionales es que estas suelen estar muy alejadas de la vida diaria. Con la seguridad y la salud en el trabajo debe pasar lo contrario: deben hacer parte de la cotidianidad y las conversaciones de los empleados. Es una manera de ser y de hacer en la compañía.

La participación de cada uno de los trabajadores en las guías de actuación es fundamental: así se genera apropiación y se entiende que es un asunto de todos los miembros de la organización.

Para vincularlos es necesario ir más allá del conocimiento cognitivo; los colaboradores ya conocen las medidas de protección, así quelas empresas deben recurrir a las conexiones emocionales que el trabajador genera con el cuidado para conseguir un impacto significativo.

Es fundamental reconocer que los motivadores para la prevención son subjetivos y que pueden cambiar de trabajador a trabajador. Es necesario tener información de su entorno y de lo que es verdaderamente importante para ellos para invitarlos a su empoderamiento desde la vinculación emocional.

 

La labor del líder

Para implementar estos cambios profundos en la cultura organizacional es necesario contar con validadores dentro de las compañías: se debe vincular a los líderes inspiradores, que favorezcan las conversaciones entre los colaboradores y que propendan por desarrollar actuaciones consecuentes con lo que promueven.

Con ellos se debe empezar el trabajo, comunicándoles las implicaciones y las necesidades para contar con su apoyo y difusión dentro de los procesos.

En ARL SURA no entendemos al líder al que tiene una posición jerárquica superior, sino como aquel que moviliza positivamente desde diferentes aspectos: la experiencia, la empatía, la conversación, la inspiración, el reconocimiento de las personas, la compresión de los entornos en los que las personas están inmersas, entre otros.

De la mano de estos líderes, toda la organización debe comprometerse a ir más allá de lo estipulado por la ley y desarrollar su sensibilidad frente al mejoramiento de la calidad de vida de los empleados, la familia, la organización, el territorio.

Fuente:

Fany Andrea Pérez Restrepo
Líder Nacional Salud Mental
Consultoría de Gestión de Riesgo