La Aseguradora de Riesgos Profesionales, SURATEP, resalta la importancia del cuidado de la salud durante la actividad laboral, en el Día Mundial de la Salud en el trabajo.

Un caso real: Amárrate a la vida

Las caídas de altura son una de las cinco causas de muerte en el trabajo en el país, representando un 32,39% de riesgo entre la totalidad de causas de accidentes laborales. De esta manera y teniendo cuenta que una alta proporción de trabajos son realizados en alturas superiores a 1.5 metros, como puede ser la instalación de un bombillo o la ubicación de una caja en un estante, es claro que la frecuencia de este riesgo es significativamente alta.

Uno de los sectores económicos con mayor presencia de este riesgo es el de la construcción, reuniendo el 8.93% entre  todos los sectores. Dado que éste resulta uno de los más dinámicos en la economía de cualquier país, es fundamental controlar al máximo un riesgo que está presente casi de manera permanente - cerca del 80% de sus trabajadores desarrollan su labor en alturas - para garantizar un desarrollo económico que no se construya perdiendo vidas humanas.

Una experiencia que no debe repetirse:

Alejandro González * era un joven trabajador de la construcción de 21 años de edad que esa mañana, como todos los días, madrugó a las 5 a.m, salió rumbo a su trabajo, no sin antes despedirse con un beso de su esposa y sus 2 pequeños hijos.

Alejandro llevaba 3 años como ayudante de construcción, oficio que había aprendido a disfrutar con su padre, después de salir de la secundaria, pues carecía de recursos para continuar sus estudios.
Ese 28 de mayo debía iniciar el vaciado de una losa de concreto del piso 14 de un edifico de apartamentos del centro de la ciudad y su labor consistía en apoyar al oficial de obra en la colocación de las tapas de madera necesarias para la conformación de los parámetros en el borde de la losa.

Cerca de las 9:30, mientras se acercaba al oficial para entregar la formaleta, tropezó con la malla electrosoldada y cayó al vacío. Alejandro falleció a pesar de contar con el casco de seguridad, las botas de caucho y la ropa reglamentaria. Esa mañana falleció, porque no se amarró, diría el jefe de obra, no tenía puesto su arnés ni estaba pegado a ninguna línea de vida.
Esa mañana, una joven mujer quedaba viuda y 2 pequeños no volverían a ver a su padre, ese día Colombia perdía un pacífico joven que trabajaba con alegría y entusiasmo.. esa mañana perdimos todos.

10 años del sistema de riesgos profesionales


Es innegable la presencia de factores de riesgo en los ambientes laborales. Vivir ya implica riesgos, sin embargo su existencia, no significa que no puedan ser controlados y ese es el objetivo fundamental del Sistema General de Riesgos Profesionales; la generación de ambientes de trabajo saludables y seguros es una meta común de los trabajadores, empleadores, administradoras de riesgos laborales y Ministerio de la Protección Social; porque en el Sistema de Riesgos estamos todos.

En estos 10 años es mucho lo que hemos trabajado como Sistema en la identificación e intervención de factores de riesgos en cada una de las empresas del país sin importar su tamaño ni su actividad económica. Lo anterior, mediante actividades de identificación de riesgos, promoción, prevención y atención de las lesiones de origen profesional incidiendo positivamente en la salud de nuestros hombres y mujeres trabajadores.

La identificación de los riesgos y de los eventos es uno de los temas donde hemos trabajado con mayor ahínco ya que el subregistro encontrado antes de la expedición del decreto 1295 de 1994 no permitía tener un conocimiento real de la problemática, elemento fundamental para la intervención priorizada y sistemática. La sensibilización acerca de la importancia de la identificación es la razón fundamental para el crecimiento de las tasas de accidentalidad reportadas, luego de la implementación del sistema de riesgos en 1994.

En la intervención de los factores de riesgo hemos aportado todos ya que, si bien la administradora de riesgos entrega la asesoría y capacitación especializada a empresas y trabajadores, son ellos los que finalmente deben liderar los procesos de autocuidado, generar soluciones creativas y ponerlas en operación, lo cual implica un cambio conductual en los mismos y un gran compromiso gerencial en los empleadores para invertir en tiempo, cambios en procesos, cambios en infraestructura y en la adquisición de elementos de protección personal.

Para la atención de las lesiones de origen profesional hemos logrado hacer equipo con médicos e instituciones de salud, quienes han interiorizado el manejo especial de este tipo de lesiones en las cuales es necesario potencializar competencias y propender por retornos laborales oportunos, haciendo del trabajo la mejor herramienta en el proceso de rehabilitación.

Los retos siguen siendo muchos, pues se encuentran empresas en las cuales las condiciones de trabajo con los respectivos factores, están identificados pero no totalmente controlados. Existen también empresas donde el diagnóstico de los riesgos no existe o no se ha dimensionado de manera integral.  Por este motivo para que el sistema avance, es fundamental lograr una política gerencial de reconocimiento de la responsabilidad social que implica el desarrollo del trabajo en condiciones seguras.

El trabajador por su parte, debe ser motivado más precozmente de manera que logremos interiorizar la cultura de la prevención como un estilo de vida, que se refleja desde el uso del cinturón de seguridad, el cruce por los puentes peatonales hasta el uso de arnés y líneas de vida, porque la seguridad se debe vivir todos los días y en todos los momentos.

Por otro lado es necesario un Ministerio de la Protección Social más presente y garante, a través de la vigilancia efectiva, del respeto por el hombre como ser humano más que como una máquina productiva.

Si se entiende el trabajo como la actividad humana por excelencia, que aporta al individuo independencia, autonomía, participación y creatividad, donde las limitaciones no excluyen, sino que integran, garantizando su plena participación individual y social, se podrá actuar para preservar la vida del hombre, para hacer del desarrollo un proceso saludable y sostenible.

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