Rehabilitación física, para sobreponerse a un accidente cerebrovascular o a una lesión se requiere una gran dosis de fortaleza interior, el acompañamiento de un equipo multidisciplinario y de apoyo familiar para salir adelante.

Las dinámicas personales y familiares son como un reloj que, pese a los sobresaltos propios de la cotidianidad, funciona sin mayores alteraciones. Sin embargo, cuando sobreviene una lesión o un accidente cerebrovascular con consecuencias notables, es necesario reestructurar las funciones familiares y asumir papeles nuevos. Eso no es fácil, pero sí puede ser muy enriquecedor en términos de fortaleza personal y para las relaciones. Para que el ser humano desarrolle al máximo sus capacidades debe encontrarse en un excelente estado de salud. La persona afectada por una enfermedad o accidente puede recuperarse, pero a veces no alcanza el estado de salud óptimo. Para hablar de manera precisa, la Organización Mundial de la Salud diferencia en los siguientes estados, deficiencia, discapacidad y minusvalía. Deficiencia es la pérdida o anormalidad de una estructura o función anatómica, fisiológica o psicológica, ya sea temporal o permanente. La discapacidad es la pérdida o disminución de la capacidad de realizar una actividad considerada normal para un individuo determinado. Esta discapacidad afecta a la persona en forma temporal o permanente con carácter estable a progresivo. La minusvalía, por su parte, es una situación de desventaja que impide que la persona cumpla el papel que es normal en relación con su edad, sexo y factor sociocultural, y compromete la socialización e integración en el medio. Estas condiciones se presentan generalmente en forma secuencial y con una relación directa, pero hay muchos casos en que los hechos se dan con un orden diferente. Aun así, el enfoque médico preventivo sigue el orden para evitar la deficiencia, disminuir el grado de discapacidad y no llegar al estado de minusvalía.

El accidente cerebrovascular
Cuando se bloquean las arterias, el riego sanguíneo se detiene y puede ocasionar la muerte de las células cerebrales o lesionarlas debido a la falta de oxígeno. También pueden resultar afectadas las células cerebrales por una hemorragia en el cerebro o alrededor del mismo. Si el suministro de sangre queda cortado durante menos de 24 horas se habla de ataque isquémico transitorio, cuando sobrepasa ese tiempo, las alteraciones neurológicas resultantes se denominan accidentes cerebrovasculares. Dependiendo de la zona del cerebro afectada, los síntomas más frecuentes son incapacidad para hablar, parálisis de alguna parte del cuerpo, pérdida del conocimiento, incapacidad para controlar los músculos, dolor de cabeza, confusión, aturdimiento o incontinencia, entre otros. El ictus es un trastorno en el funcionamiento del cerebro causado por una deficiencia temporal del aporte de sangre en el mismo. El cerebro pierde parte de sus funciones y se ven afectadas muchas de las capacidades que controla este órgano. Los factores que comportan mayor riesgo en las lesiones vasculares del cerebro son la hipertensión y la arteriosclerosis, es decir, el engrosamiento de las arterias por depósito de grasa en sus paredes. Habitualmente una elevación de la tensión arterial provoca hemorragia; la arteriosclerosis suele causar trombosis. El accidente cerebrovascular representa 1 de cada 15 muertes en los Estados Unidos y es la tercera causa principal de muerte en la mayoría de los países desarrollados y la principal causa de discapacidad en los adultos, con una incidencia de 500.000 nuevos casos cada año. En la actualidad tres millones de personas han sobrevivido a un evento agudo de enfermedad cerebrovascular, la mayoría de ellas severamente discapacitadas. El riesgo de padecerlo se duplica con cada década después de los 35 años. En Colombia la situación es similar, guardando las proporciones. La incidencia de la enfermedad cerebrovascular ha disminuido durante las últimas décadas gracias a la concientización de las personas sobre la importancia de controlar la presión arterial alta y los valores elevados de colesterol. Tratamiento y recuperación En ocasiones, los signos que anticipan un accidente cerebrovascular pueden incluir dolor de cabeza, náuseas, vómito o vértigo. Otras personas sienten alteraciones del equilibrio o emociones repentinas como risa o llanto. En un infarto cerebral la atención en las primeras horas resulta fundamental. El paciente que acude al hospital y recibe atención en las tres horas posteriores a que se produzca el ictus evoluciona mejor que los que superan este plazo. A medida que transcurre el tiempo, disminuyen las posibilidades de reestablecer el flujo sanguíneo y, por lo tanto, de minimizar el daño. Un accidente cerebrovascular es una emergencia médica. Los médicos han comenzado a llamarlo un ataque cerebral para enfatizar que la obtención de tratamiento inmediato puede salvar vidas y reducir la discapacidad causada por el accidente cerebrovascular. El objetivo es llevar a la persona a la sala de emergencias, determinar si está presentando un accidente cerebrovascular por sangrado o por un coágulo sanguíneo y comenzar con la terapia apropiada en tres horas, aquí el tiempo es cerebro. Cambiar la mirada pasiva de los profesionales de la salud frente al ataque cerebral es una de las propuestas más importantes de los programas preventivos que buscan sensibilizar sobre la importancia que tiene la atención inmediata en la rehabilitación del paciente. El tratamiento busca recuperar la mayor funcionalidad posible y la prevención de accidentes cerebrovasculares futuros. Dependiendo de los síntomas, la rehabilitación incluye terapia del lenguaje, terapia ocupacional y fisioterapia. Y aunque no existe un tiempo de recuperación unificado, las personas deben permanecer activas dentro de sus limitaciones físicas y con el máximo acompañamiento de su familia y sus seres queridos. Los programas de prevención, por su parte, consisten en la difusión de información sobre los riesgos de determinados estilos de vida en los que el sedentarismo, el consumo excesivo de alcohol, la hipertensión arterial y la diabetes no controlada, el cigarrillo, la obesidad y la alimentación rica en grasas, están presentes.

Manejar las lesiones de columna
Las lesiones pueden ser altamente incapacitantes si no se conocen los procedimientos de primeros auxilios. Cualquier movimiento adicional puede causar mayores daños y a veces puede significar la diferencia entre la vida y la muerte. Si se sospecha que existe una lesión en la columna, no se debe mover al herido, a menos que sea imprescindible, como cuando hay riesgo de explosión, hasta que llegue ayuda médica. La lesión de médula espinal es muy grave porque puede causar una pérdida de sensibilidad y de las funciones.

Estos son algunos síntomas de lesiones de columna:


Cuello rígido.
Cabeza en una posición inusual.
Debilidad o dificultad para caminar
Shock (pérdida de la conciencia, piel fría, húmeda y pálida, uñas y labios azulados).
Parálisis de las extremidades.
Dolor de cabeza, dolor de cuello, dolor abdominal o dolor de espalda.
Adormecimiento u hormigueo que se dirige hacia un brazo o una pierna.
Pérdida del control de la vejiga y de los esfínteres.
Un paciente que ha sufrido un accidente cerebrovascular requiere apoyo de un equipo médico multidisciplinario para su rehabilitación.

Prevenir accidentes cerebrovasculares Hacerse un examen para presión sanguínea alta al menos cada dos años, especialmente si hay antecedentes familiares de esta condición. Se debe tratar la hipertensión, la diabetes, colesterol alto y la enfermedad cardíaca si se presentan.


Se recomienda hacerse un chequeo para colesterol.
Seguir una dieta baja en grasas F Suspender el hábito de fumar
Evitar el consumo excesivo de alcohol (no más de 1 a 2 tragos por día)
Perder peso en caso de tener sobrepeso
Hacer ejercicio de manera regular.

Fuente: Juan Gustavo Giraldo B., médico deportólogo y manejo de medicina biológica