Y que con su ejemplo facilitan los cambios de actitudes.

 

 
 

Tener un buen ejemplo a seguir es sin duda la forma de aprendizaje más efectiva con la que contamos los seres humanos en las diferentes etapas de nuestra vida. Una muestra de ello es el comportamiento de los niños durante sus primeros años de existencia, son el fiel reflejo de esos héroes llamados papá y mamá. Su ejemplo más que los consejos, lecciones o castigos es el que marca la pauta de comportamiento.

100% convencidos, no se vale menos Igual sucede con un proceso de transformación cultural en su empresa; el diseño de los mensajes, el tono ajustado al público específico, la creatividad de las piezas, la estrategia de difusión, las nuevas políticas y en general la construcción de la campaña son tan importantes como que el personal de los puestos directivos, de mando, de jefatura y en general de liderazgo estén convencidos de la esencia del mensaje, lo incorporen a su vida diaria y crean en su capacidad de mover al resto de la compañía con su ejemplo.

Un ejemplo, de los buenos ejemplos Así le sucedió a una compañía x del sector de alimentos de nuestro país. Después de utilizar miles de estrategias encontró que el interruptor o switch que permitía o bloqueaba la efectividad de los mensajes era el comportamiento del jefe:

La dificultad: los trabajadores consumían alimentos en su puesto de trabajo, con las correspondientes consecuencias de contaminación de los productos.

El punto clave: el jefe tenía alimentos en su oficina para consumir entre comidas y ofrecer a sus interlocutores.


 

El nudo del problema: los trabajadores justificaban su comportamiento en la frase, “si él come en su escritorio nosotros también”.

La solución:

tan sencilla y económica como que el jefe retiró todos los productos comestibles de su oficina. Gradualmente el resto del personal siguió su ejemplo. Un concepto importante sobre el que se debe tener claridad es que los procesos de transformación cultural y modelamiento (ejemplos de comportamientos) requieren de tiempo, no se producen de la noche a la mañana y generan resultados de larga duración.

 
     
 

Un buen líder tiene

Habilidades comunicativas.
Inteligencia emocional.
Capacidad de establecer metas y objetivos.
 
Conoce sus fortalezas y las aprovecha.
Carisma.
Mentalidad innovadora.


Artículo desarrollado con la asesoría de Juan Camilo Vásquez S
Médico de Intervención ARL SURA