Publicación para las empresas afiliadas del sector de la educación
No. 02 febrero de 2011
 
   

La solución depende de nosotros mismos

“Érase una vez un hombre que tenía miedo de sus huellas. De modo que, en lugar de caminar, se puso a correr, con lo que únicamente consiguió aumentar el número de sus huellas. Lo que tenía que haber hecho era detenerse”.
Anthony de Mello, un minuto para el absurdo

La posibilidad de que ocurra un accidente existe en todos los campos de la actividad humana, y el trabajo no es la excepción. Los accidentes de trabajo son la consecuencia final de las maneras de obrar, y de las condiciones de trabajo que no respetan las exigencias de seguridad.

Todos los años, en el mundo entero hay millones de accidentes de trabajo. Algunos son mortales, otros ocasionan incapacidades permanentes, totales o parciales y la gran mayoría solo causan incapacidades que pueden durar varios días. Todos generan sufrimiento a quien los vive, muchos preocupan a sus familias, y si son fatales u ocasionan una incapacidad permanente son una catástrofe en la vida familiar. Además, todo accidente constituye una pérdida de tiempo y de dinero.

Pero los accidentes no ocurren simplemente porque sí. Lo normal es que se presenten por la combinación de diversos factores, de los cuales los tres principales son:

  • Las condiciones de trabajo.
  • Los procedimientos y métodos de trabajo inadecuados.
  • El mismo trabajador.

Cuando existen actos y condiciones que se manejan sin el rigor necesario, cuando las condiciones del lugar, los equipos y los comportamientos de los trabajadores no son los adecuados se pueden producir accidentes. Lo positivo es que el manejo de esos actos y condiciones depende de nosotros.

El oportuno reporte de las condiciones y la identificación de los actos que comprometen nuestra seguridad y pueden ocasionar accidentes deben dar lugar a un análisis que permita corregirlos.

Se requiere de un simple cambio de actitud, de volvernos proactivos, de pensar siempre en el mejoramiento continuo. Gran parte de la solución a los problemas de accidentalidad que hoy afrontan nuestras organizaciones depende de nosotros mismos. Debemos trabajar sobre los equipos e instalaciones, sobre el sistema de gestión y sobre los comportamientos. Aunque se trata de algo muy ambicioso, las pequeñas acciones, el análisis para tomar las medidas correctas y el compromiso de cada uno hacen la diferencia para lograrlo.

¿Cuántas veces nos ocurre lo mismo que al caminante de la historia, que corremos sin detenernos a pensar que la solución a los problemas depende de nosotros mismos?
Muchas veces, un simple alto en el camino sirve para buscar soluciones o nuevas direcciones que den respuesta a nuestros problemas.

Hagamos un alto en el camino, reflexionemos sobre qué hacer y hagámoslo entre todos, como equipo, pensando que la verdad está ahí, en nuestro puesto de trabajo.

La seguridad industrial es responsabilidad de todos y juntos, estableciendo condiciones seguras de trabajo, efectuando nuestras labores en forma adecuada, utilizando los elementos de protección personal o realizando mantenimientos necesarios, entre muchas cosas, lograremos la meta de cero accidentes.